David Grossman, “la escritura me permite soportar las heridas incluso de una manera más bella”

David Grossman
David Grossman Foto: @Michael Lionstar

Entrevista a David Grossman sobre su último libro

Desde Marom Connect os hemos prometido cultura con mayúsculas y escritores excelentes con los que redescubrir, investigar y amar la literatura. Entrevistar a David Grossman a 10.000km de distancia y por teléfono es una tarea para nada fácil especialmente cuando me paro a pensar que es uno de los escritores más importantes del mundo y además alguien a quien admiro desde que leí Chico zigzag hace ya muchos años.

David Grossman es un tenaz activista a favor de un proceso de paz en Israel, su creación literaria y ensayística es inmensa, rica, una obra de arte toda ella que ha sido traducida a más 30 idiomas obteniendo decenas de premios nacionales e internacionales entre ellos Premio Israel de literatura en 2018 y continúa siendo uno de los favoritos para el premio Nobel.

El novelista vive en Jerusalén y acepta la entrevista de Marom Connect para sus lectores en español. Conversamos sobre su proceso creativo de escritura, preguntamos cómo surgió su última novela La vida juega conmigo publicada en la Editorial Lumen de Penguin Books y traducida por Ana Bejarano y cómo fue la vida de la figura de su personaje central y por último ahondaremos en saber qué piensa sobre las identidades en conflicto y la violencia.

Si eres capaz de crear significa que todavía te queda energía, imaginación y esperanza. Lo peor es cuando paras de ser creador y te rindes ante la arbitrariedad y la desesperación.

En sus libros y ensayos siempre está presente el conflicto, la violencia o incluso nos habla sobre cómo el odio impregna nuestras sociedades. Me gustaría conocer cómo emerge el arte en sus libros de estas situaciones tan complicadas.

A veces nuestras situaciones son un buen subsuelo y un buen terreno para la creación, porque nuestro arte es una de las formas más raras de vivir la vida y de sobrevivir en situaciones catastróficas. Si eres capaz de crear significa que todavía te queda energía, imaginación y esperanza. La peor es cuando paras de ser creador y te rindes ante la arbitrariedad y la desesperación. Creo que la gente encuentra su habilidad para crear, escribir, componer o imaginar de sus peores situaciones. Esto es realmente supervivencia.

Alguien como usted con una carrera literaria tan prolífica y reconocida ¿se sigue encontrando con bloqueos en la escritura?

Es un proceso inevitable en el proceso de escritura. No lo veo como algo negativo. Esto te fuerza a repensar, reformular y preguntarte a ti mismo algunas cuestiones básicas. Normalmente y desde mi propia experiencia cuando suelo comenzar con algo, la respuesta está ya en la pregunta, la respuesta está en las páginas que ya he escrito.

Las situaciones por las que transitan sus personajes son complejas ¿ha sentido alguna vez la falta de palabras, conceptos o ideas para narrar la realidad que está observando o que pretende lanzarse a crear?

Tienes toda la razón. La ausencia o la demora para poder formular algunas cuestiones es un incentivo, creo. Si hay un bloqueo es que existe una razón para ese bloqueo. Hay una razón por la que las páginas no avanzan. Si me hago preguntas diferentes entonces puedo seguir adelante. Pero las respuestas ya están en el texto. Es solo el escritor, soy solo yo quien no tengo la capacidad para descifrar o comprender el texto. Probablemente hay una explicación mental o psicológica para abstenerse de ir abriéndose paso.

Habla usted de descifrar textos, ¿es capaz de sentir el alivio de alguna de sus heridas cuando encuentra una respuesta en el texto o termina de escribir un libro?

Bueno, digamos que soy capaz de alejarme de esas heridas. Me cuesta creer en la posibilidad de curarse totalmente a través de la escritura. La herida que se está curando mediante la escritura tal vez no sea una verdadera y profunda herida. Pero la escritura me permite enfrentar estas heridas desde una posición nueva, me enseña a soportarlas mejor o incluso de una manera más bella.

Hablemos sobre su última novela publicada, La vida juega conmigo. ¿Por qué eligió Yugoslavia cuando normalmente estábamos acostumbrados a leer sobre Israel?

En realidad Yugoslavia me eligió a mí, yo no planeé escribir sobre Yugoslavia. Y no sabía casi nada del país excepto por las noticias, como todo el mundo. Entonces un día una mujer me llamó y detecté que tenía un acento muy específico una mezcla de serbio, húngaro, hebreo, inglés. Y ella comenzó a contarme su vida y fue una historia de vida fascinante. Recuerdo que cada vez que llegaba al momento de más suspense o emoción de la historia, se paraba diciendo “¡oh, pero te estoy aburriendo con mis historietas!, nadie se interesará por este tipo de historia”. Y yo le decía “por favor, por favor, dime más, quiero escuchar más…” -se ríe David Grossman-.

Ella hacía lo mismo día tras día una y otra vez hasta que le cogí el truco, ya sabes, -se ríe de nuevo- para quizás parecer más entusiasmado y apasionado por conocer el final de su historia. Finalmente me contó todo lo que había vivido, y fue sin duda una de las historias más extremas y casi increíbles que he oído nunca; y eso que yo ya había escuchado muchas historias antes, porque a la gente le encanta contar historias a los escritores.

 

David Grossman
David Grossman: La vida juega conmigo, Editorial Lumen

Y finalmente me contó toda la historia, una de las historias más extremas y casi increíbles que he oído nunca y eso que yo ya había escuchado muchas historias.

La extraordinaria mujer de la que hablamos es Eva Panic-Nahir, ¿cómo ha sido narrar su vida en esta novela?

Su historia era excepcional, sobre un ser humano extraordinario. Pero Eva Panic-Nahir era única. Nos hicimos amigos durante veinte años hasta que falleció a la edad de 97 años. Y durante todo este tiempo cada vez que hablábamos, cada vez que nos reuníamos ella me contaba la historia una y otra vez, una y otra vez. Yo estaba realmente sediento de escuchar su historia. 

Su experiencia es única porque cuenta sobre la capacidad del espíritu humano de soportar una situación increíblemente difícil como es la de a veces tomar las decisiones correctas o a veces tomar las decisiones equivocadas. Es la historia de una elección humana a la que ella se enfrentó. Y la elección que hizo la atormentó hasta el final de su vida.

Nunca admitió que su elección pudiera ser un error. Ella me dijo: “si crees que fue un error es porque no viviste en esta época de terribles decisiones, ni viste a la gente nos tuvimos que enfrentar. Es que tu no viviste en una era en la que las ideas eran más importantes que los seres humanos”.

Cuando escribí su historia intenté convertirme en ella, ¿sabes?, no juzgarla desde mi punto de vista actual o mis circunstancias, pero sí tratar de estar ahí. Cuando me permito ser ella ahí soy capaz precisamente de entender por qué ella tomó aquella decisión.

La cuestión del perdón en sí es un examen mucho más grande que necesitará de muchísima prudencia, coraje y empatía de los dos lados para lograr el perdón

Uno de los temas centrales de la novela es el perdón dentro de la familia. Quiero preguntarle ¿cómo este tipo de perdón del que usted habla puede ayudar en los procesos de paz dentro de las relaciones humanas o incluso si hablamos de varias sociedades o países enfrentados?

-David Grossman suspira profundamente-, ¡es tan difícil perdonar…! Creo que todos nosotros lo sabemos desde nuestra propia experiencia. Es difícil creer que un perdón total y sincero será fácil de conseguir rápidamente. Esto tarda mucho tiempo, incluso generaciones hasta que las heridas se curen o hasta que estas relaciones de colaboración o de curiosidad de uno a otro se consigan. Si miramos por ejemplo Francia o Alemania cuántas guerras terribles han tenido que pasar, cuántas bajas ha costado y cuánta sangre se ha derramado hasta que los poderes de la paz, del entendimiento y del perdón al final empiecen a emerger.

Vivo en una realidad en donde el odio y las heridas son tan profundas que cuando hablo sobre la situación de paz entre mí país y los palestinos por ejemplo, estoy hablando de una paz muy realista, de una justicia realista. Entendiendo de que no podremos perdonar totalmente lo que hicieron y nunca nos perdonarán lo que hicimos. Pero quizá podamos encontrar otra forma de contar la historia, de que se vuelva a contar el contexto del conflicto.

Creo que la paz es posible, el perdón lleva más tiempo. La paz se puede hacer con abogados, con todo tipo de expertos para que prevalezcan entre los dos pueblos las cuestiones sobre el territorio, de los refugiados, el sistema de riego. Esto se puede resolver casi fácilmente. Todo el mundo sabe cuáles son las líneas finales de la solución. Pero la cuestión del perdón en sí es un examen mucho más grande que necesitará de muchísima prudencia, coraje y empatía de los dos lados para lograr el perdón. Quizá podamos hablar de algo parecido a los Comités de la Verdad de Sudáfrica o Ruanda. Espero vivir lo suficiente para ver algo así ocurra.

Como escritor, se siente a veces obligado a escribir sobre la gente malvada o sobre situaciones tiránicas como la Yugoslavia de Tito y el campo de trabajo forzado de Goli Otok en Croacia?

Como escritor, creo que “obligado” es un lenguaje un tanto artificial. Tengo curiosidad por ver el mecanismo del mal en los seres humanos y tengo ganas de observar el mecanismo del bien y la empatía. Quiero saber qué tiene que hacer una persona para convertirse en asesino por ejemplo. ¿Cuáles son las cosas a las que una persona tiene renunciar con el fin de colaborar con el mal, es decir, para convertirse en una parte de la maquinaria del mal? ¿Quiénes serán las personas que no serán arrastradas por esta maquinaria del mal?, ¿quiénes serán las personas que se dejarán barrer por este mal?, y ¿quiénes permitirán este barrido porque desean los beneficios que se derivan del uso del poder.

Creo que es más fácil ser malvado en cierto modo…-se ríe con ironía-. Para ser bueno hay que ir a veces contra el instinto de supervivencia, del territorio, de la sospecha sobre la gente nueva y ante situaciones desconocidas. Ser malvado casi se da por hecho en ciertas realidades

Goli Otok
Zona industrial de Goli Otok © montenegro-for.me

Hablando sobre conflictos latentes y en concreto sobre conflicto entre Israel y Palestina, me gustaría preguntarle, ¿buscar la paz significa ceder la identidad?

Bueno, una parte de su pregunta es muy acertada en el sentido de que si queremos la paz tenemos que mirar la realidad desde el punto de vista de nuestro enemigo. Si no nos identificamos con estas partes de las narraciones que el enemigo se cuenta a sí mismo, no  habrá comprensión, empatía ni paz. Por supuesto que no perdemos nuestra identidad cuando nos permitimos mirar la realidad desde el punto de vista de nuestro enemigo de hoy. Podremos tener un contacto más rico de la realidad si no borramos la historia del enemigo, si nos abrimos. Hay veces que nos hacen sellar solo una parte estrecha de la realidad.

Tendremos la paz entonces a través de un largo proceso. Este es el comienzo de una nueva forma de ver las cosas en nuestra realidad. De repente nuestras percepciones se volverán más multicapas, más interesantes, más en contacto con la realidad, no sólo con nuestras pesadillas o nuestros deseos.

¿La identidad inamovible puede ser incluso un sinónimo de monoteísmo?

Creo que hay un peligro en la realidad de las identidades o en la política de las identidades debido a la crisis de muchas capas de realidad en nuestra identidad. No somos solo un judío, un hombre, un escritor, un periodista o demás. Hay tantas y tantas identidades y la forma en que actúan entre sí y cambian entre sí y comienzan a ser cambiadas por los demás. Y a veces nuestro lenguaje se vuelve más y más superficial y más y más estrecho porque tenemos miedo de la multitud de todas estas identidades. Solo vemos una parte de la realidad y no la riqueza o la multidimensionalidad de la realidad. Me niego a ser definido por esta política de identidad, política de identidad de género, de todo tipo. Creo que hay algo congelado en esta forma de ver el mundo.

Siempre me preguntan por las narrativas israelí y palestina, incluso a veces utilizo estas palabras porque no hay otra. Odio la palabra o la idea de “narrativa”. Para mí, la narrativa es una historia humana congelada. Yo prefiero sustituirla siempre por la palabra “historia humana”, porque cuando decimos “historia humana” de repente se nos abre todo un horizonte, aunque ocurra en una habitación pequeña entre dos personas, pero hay un sinfín de capas de vida, comprensión, atracción, ¡ah! incluso en una habitación con una sola persona.

Para terminar, una última pregunta, ¿está trabajando ahora mismo en un nueva novela que verá pronto la luz?, ¿nos vendrá visitar a España pronto?

Sí, estoy centrado ahora en una novela. Pero estaré muy contento que termine como una nouvelle. Me encantan las novelas cortas y es una forma maravillosa de contar historias. Será así en todo caso si continúo borrado y borrando contenido. No tengo prisa. Y sí, España es sin duda uno de los países me encantaría ser invitado.

Muchas gracias por su tiempo en la entrevista, David Grossman.

*Foto de portada: Michael Lionstar.

Biografía

David Grossman nació en 1954 en Jerusalén. Empezó a trabajar en la radio israelí, pero desde 1988 se dedica exclusivamente a la escritura de novelas y ensayos, actividad que compagina con la de articulista para los periódicos más prestigiosos del mundo. Es autor de diversas obras de ficción para adultos, numerosos cuentos para niños, y textos sobre temas políticos y medioambientales. Por su gran talla intelectual y moral, es figura destacada en la lista de candidatos al Premio Nobel y forma parte de un comité que debate la posibilidad de entendimiento entre el pueblo israelí y palestino, misión de la que ni siquiera la muerte de su hijo en combate le ha hecho desistir. Su novela La vida entera (Lumen, 2010) ganó numerosos galardones. En 2011 Lumen incorporó a su catálogo Delirio, novela que se complementa con Lo que el cuerpo sabe, publicada en 2016; en 2012 Más allá del tiempo, un texto que une poesía, narrativa y autobiografía, y en 2015 Gran Cabaret, novela con la que ha conseguido ser el único autor israelí en ganar el prestigioso galardón Man Booker International y que ha sido distinguida con el Premio Nacional a la Mejor Traducción de 2016, otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a su traductora, Ana María Bejarano. Su obra ha sido traducida a cincuenta idiomas y en 2021 ha sido elegido miembro internacional de la Royal Society of Literature (RSL), la organización benéfica del Reino Unido para la promoción de la literatura. La vida juega conmigo es su última novela, ganadora del primer Premio Berman de Literatura y número uno en las listas de libros más vendidos en Israel e Italia.

**Fuente: www.penguinlibros.com

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