Primera parte: Kiryat HaMelacha, un poco de historia
En mi última visita a Israel, tuve la oportunidad de conocer una zona menos conocida de Tel Aviv, que no sale en las recomendaciones turísticas habituales. Como ex-habitante del bloque comunista, su arquitectura brutalista, soviética, me ha parecido familiar. Me he sentido en casa, como si estuviera en algún vecindario industrial a las afueras de Bucarest, en la Rumania de Ceausescu.
Kiryat HaMelacha es impactante, especialmente si vienes de ciudades de Europa occidental elegantes y refinadas. Es brutalismo sovietico puro y duro, gris, pesado, áspero, como lo era la vida de la gente durante las peores décadas del comunismo. Edificios de hormigón, de apariencia abandonada, donde esperas ver la naturaleza salvaje apoderándose de todo. Pero no, en lugar de brotes de hiedra y plantas malignas comiéndose el hormigón, estrangulando con fuerza su geometría maciza y contundente, ha brotado el arte. Los muros grises se han vuelto coloridos, vivos, cada rincón cuenta una historia, habla de un sentimiento. Sus muros decrépitos hablan de dolor, esperanza, arte y poesía. Es una belleza extraña, incómoda, chocante que confirma, una vez más las palabras de Nathan Alterman ”hay otras más bellas que tú, pero ninguna como tú.”
Kiryat HaMelacha se ha convertido en uno de mis lugares favoritos de Tel Aviv y he tenido el gran honor de conocerlo de mano de Yuval Caspi, artista residente y una importante figura en el mundo del cómic y graffiti de Israel.

E.D. ¿Cuáles son los inicios de Kiryat HaMelacha?
Y. C. En los años 60, el Ayuntamiento de Tel Aviv decidió agrupar a los pequeños negocios en un único lugar y construyeron este vecindario. El estilo arquitectónico es el brutalismo, con influencias comunistas, de la antigua USSR. En total, se construyeron 4 calles, todas con nombres simbólicos como Energía, Impulso, Fábrica y allí se reunieron los talleres de trabajadores como carpinteros, zapateros, herreros, fabricantes de tela etc. La verdad es que fue todo un éxito hasta principios de los 2000, cuando estos pequeños negocios empezaron a quebrar, debido a la globalización.
El vecindario se quedó vacio, los pequeños negocios se fueron y se convirtió en un lugar terrible, peligroso, especialmente por las noches, con prostitución, drogas y un muy mal ambiente.

E.D. ¿Cómo se convirtió en lo que es hoy?
Y.C. Poco a poco, los artistas se dieron cuenta de que es un vecindario muy barato y empezaron a mudarse allí. Yo empecé hace 18 años, fui uno de los primeros. Había como 8 artistas trabajando aquí, y ahora somos unos 200. Con la llegada de los artistas, empezaron a abrirse galerías de arte y hoy hay aquí 20 galerías. Siguieron las cafeterías, los restaurantes y el vecindario empezó a recuperar la vida.
Entonces, el Ayuntamiento se dio cuenta de que los precios subirían debido a la gentrificación y los artistas no se podrían permitir los alquileres e huirían a otra parte, como aconteció en Londres, en Nueva York, Paris…como siempre pasa con la globalización. Los artistas llegan, dan vida a un vecindario, los precios suben y después ellos tienen que irse a otro lugar más barato. Para que esto no aconteciera, el Ayuntamiento decidió comprar el vecindario. Todo era propiedad privada, todos los edificios e incluso las azoteas, pertenecían a un solo hombre. Después de comprar todo el vecindario, el ayuntamiento declaró la zona de “preservación severa”. Eso significa que no se pueden tocar los edificios, no se pueden derribar o modificar debido a que son considerados una joya de la arquitectura brutalista moderna. Este lugar no es parecido a nada en Israel, es un caso único y tiene que ser preservado.
Otra ley es que sólo se dan licencias de alquiler para pequeños negocios que tengan que ver con el arte o a artistas autónomos. No puedes alquilar un espacio aquí y hacer algo que no tenga conexión con el arte. También está prohibido vivir aquí, los artistas sólo pueden trabajar durante el día y no pueden quedarse durante la noche. Por otro lado, la renta es más baja y se pagan menos impuestos.


E.D. ¿Cómo llegó a convertirse Kiryat HaMelacha en el centro de la vida artisticas de Tel Aviv hoy en día?
Y.C. Gracias a la intervención del Ayuntamiento, el vecindario cambió mucho en los últimos 20 años y se convirtió en el centro artístico de Tel Aviv. A lo largo de los años, hemos visto que el centro de la ciudad se ha ido desplazando cada vez más hacia el sur. Y ahora, incluso las galerías muy caras, de renombre, se han mudado hacia el sur. La presencia de los artistas en el sur también está causando un reemplazamiento de las galerías en el sur de la ciudad. Esto también causa que la gente con dinero se vaya más hacia el sur, así que podríamos decir que los artistas tienen un papel muy importante en impulsar el desarrollo de las zonas menos favorecidas de la ciudad. Están trayendo a esas zonas cultura, arte, gente con dinero, aficionados del arte.
Ahora más que Kiryat HaMelacha, que significa el Centro de artesanía, se ha convertido en Kiriat haOmanut, el centro del arte.



E.D. Paseando por las calles, he visto que todos los muros están cubiertos de graffiti.
Y.C. Si, es muy lógico que el arte del graffiti se desarrollara tanto aquí, porque los muros ya estaban y el ayuntamiento ya no borra las obras de graffitti. Incluso, a veces, el propio ayuntamiento me pide que haga tours guiados para mostrar los graffiti. Todo el mundo está feliz, los artistas contentos, las galerías también, el ayuntamiento, la gente que viene a visitar…
Después del 7 de octubre, esta zona se convirtió en una Free speech zone, y los muros están cubiertos de graffiti que tengan que ver con la masacre y con la guerra de Gaza.

