En Marom Connect Influyentes hablamos con Genie Milgrom en Miami. Es escritora, oradora, docente de temática judía y genealogista y ahora cineasta nacida en Cuba, pero afincada en Miami desde que tiene 4 años. Ha dedicado toda su vida al estudio de la Historia y costumbres del judaísmo español y portugués, ha seguido el rastro de cientos de familias perseguidas por la Inquisición en España y América. Regresó al judaísmo de joven y ahora dedica su vida a compilar registros históricos secretos de la inquisición para que los judíos descendientes de estos judeoconversos puedan conocer el origen de su familia. Además, enseña judaísmo a las comunidades judías emergentes de América Latina como de El Salvador, Honduras y Nicaragua y también junto a su marido, a las comunidades judías emergentes la África francófona.
Su vida que comenzó con una búsqueda personal del judaísmo se ha hecho algo mucho más grande y su película, Between the Stone and the Flower, lo demuestra, porque después de 600 años sigue siendo judía. En su web se puede acceder gratuitamente a todos los datos disponibles sobre España, Portugal y partes de América Latina
Between the Stone and the Flower se estrena el próximo día 18 de enero en el Miami Jewish Film Festival
Conocer de cerca de la historia de Genie Milgrom es palpar la Historia judía de España y, sus pensamientos y enseñanzas dejan huella.
El día que murió mi abuela materna, que nació en Fermoselle, me dejó como legado dos aretes con una estrella de David y una hamsa que tenían cientos de años
¿Cómo fue la familia donde nació y se crió?
Mi familia era católica cubana de origen español. Mis abuelos maternos nacieron en España, en Fermoselle, provincia de Zamora, en el área fronteriza con Portugal. Por parte de padre eran costarricenses de Francia. Crecí consciente de mi ascendencia española y francesa. Estudié en colegios católicos desde que era pequeña hasta la universidad en Miami. Pero siempre me sentí diferente, algo no cuajaba en mi educación, me sentía rara. Fue cuando llegué a la universidad cuando empecé a buscar el judaísmo.
Me casé con 17 años y tuve dos hijos. Diez años más tarde cuando me tocó educar a mis hijos en la educación católica, porque yo los había incluso bautizado e iban a un cole católico, sentía que no podía poner a mis hijos en esa misma trayectoria. Sabía que tenía una crisis de espiritualidad y sabía que no podía arrastrar a mis hijos a otra religión distinta como al judaísmo. Entonces me quedé sola con mis hijos y sí, comencé a buscar en judaísmo en mucha más profundidad.
¿Cómo descubrió sus orígenes judíos españoles y qué le motivó a regresar el judaísmo?
Me llevó 5 años y medio convertirme al judaísmo ortodoxo. No convertí a mis hijos. Fue una dura batalla porque los rabinos ortodoxos de mí sinagoga no concebían una casa judía con dos hijos no judíos. Fue durísimo, perdí a todo el mundo. Perdí a mis amigas cubanas, a mi familia. Fue algo muy fuerte pero no paré. Seguí una vida judía.
El día que murió mi abuela materna, que nació en Fermoselle, me dejó como legado dos aretes (pendientes) con una estrella de David y una hamsa que tenían cientos de años. Además, me entregó un árbol genealógico trayendo la familia hasta el 1700. En todo este tiempo mi abuela me estuvo enseñando costumbres judías diciendo que eran costumbres españolas como revisar los huevos a ver si tenían sangre, tirar un poco de la mezcla de pan o las galleticas de Fermoselle.
Yo observo el shabat y ella murió el viernes por la noche y no había manera de ir al velorio. Yo le dije a mi madre, “tú eres católica, entiérrala el lunes no ya”. Y ella me dijo, “tenemos que enterrarla en 18 horas” que es una costumbre judía precisamente. Eso ocurrió en 1985.
Mi genealogía no se encuentra en estos expedientes porque en mi familia no bautizaban a los hijos porque decían que estaban enfermos para ir a la iglesia
¿Cuáles fueron los primeros pasos en la investigación sobre su familia en España?
Enseguida contacté a un genealogista en Madrid que me ayudase a buscar a mi familia. Este genealogista me llevó 15 generaciones para atrás en la historia de mi familia. En ese momento empecé a escribir mi libro Mis 15 abuelas. Al poco tiempo cogí toda la información genealógica y me fui al Beit Din de Jerusalén. Lo miraron todo y me dijeron que el trabajo genealógico era maravilloso, pero no había nada demostrando que en Fermoselle hubo judíos y tampoco podía demostrarles una mujer judía en mi árbol.
Decidí ir a Fermoselle con mi marido en 2010. Hicimos una búsqueda muy larga. Encontramos dos mikvot. Encontramos simbología en algunos edificios como cruces de guarda. Eran cruces que terminaban en una forma de menorá o tenían simbología judía. Llevé a historiadores de Madrid a Fermoselle para corroborar que estábamos en lo cierto.
¿Cómo afectó eso a la historia de su familia en Fermoselle?
En 1545 se estandarizaron los expedientes católicos en el concilio de Trento. El Vaticano hizo que todos fueran iguales. Mi genealogía no se encuentra en estos expedientes porque en mi familia me di cuenta de que no bautizaban a los hijos porque decían que estaban enfermos para ir a la iglesia. Encontré muchísimos curas y monjas, algo que apuntaba a que guardaban la fe judía pretendiendo ser católicos.
Mi abuelo me contaba que desde el río Duero jugaban los niños y que tiraban piedrecitas a los niños de Portugal. Y cuando yo llego a Fermoselle y veo que el Duero es del tamaño de un océano, pensé “esto no puede ser así”. Mis abuelos hablaban mirandés entre sí en Cuba y en Estados Unidos. Mi familia nunca puso un pie en la iglesia pese que estaban todos esos familiones cubanos dándose besos y abrazos. Todo era raro en mi familia y sospechoso al mismo tiempo.
Cuando llego al Duero y veo lo grande que es, pensé, “a mi familia no la cogieron en España, los cogieron en Portugal”. Me metí en la computadora en 2015 y encontré en tres segundos a 45 personas de mi árbol que los habían matado en Portugal, quemados vivos, de mi familia directa. Llegué a una abuela en 1391. Estudié todos los expedientes de la Inquisición para entender la propia tradición judía española-portuguesa. “De la pira al fuego” escribí mi segundo libro con toda esta información.
Mencionó una primera intentona de reconocimiento con el Beit Din de Jerusalén, ¿por qué llegó tan alto?, ¿qué necesitaba demostrar?
Me volví a Israel delante de los rabinos del Beit Din y les llevé a mis 45 abuelas y abuelos perseguidos por la Inquisición. Tardaron dos años en responderme y me enviaron una carta diciéndome que nadie podía cuestionar si yo era judía. Eso afectaba a mis ascendientes y descendientes. Fue una bomba, porque yo regresé al judaísmo de forma individual, pero ahora toda la familia por extensión era judía.
El rabino me dijo “con este documento te estoy comprando dos generaciones, si tu no resuelves este lío en tu familia y la gente no regresa al judaísmo, tus bisnietos botarán esta caja de papeles que tu tienes”. Eso significaba que, si mi familia no regresaba como yo al judaísmo, todo mi trabajo se iba a perder. La Corte de Jerusalén no me dio el retorno porque ya me había convertido, pero sí se lo dio toda mi familia, dos generaciones.
¿Y su familia qué hizo con esa decisión del Beit Din?, ¿regresaron al judaísmo o lo rechazaron?
En yiddish se dice pintele yid, es decir, una llamita de judío. Yo no veía nada en eso en mi familia. Al poco tiempo mi madre me dice que quiere ver a mi rabino y mi madre le dice al rabino que no quería morir católica sino judía. Mi madre tenía 86 años, teníamos el documento del Beit Din pero el rabino le dijo que tenía que coger la religión como suya. Y mi madre ese viernes prendió velas y yo creía que estaba en un universo paralelo. Mi padre se había criado un judaísmo oculto atravesado por un miedo que duraba por generaciones.
Mi madre cayó enferma esos días, cayó en un alzhéimer y nunca más pude hablar con ella sobre este tema y murió hace dos años como judía.
Conseguí recursos en Israel para digitalizar todos los expedientes de la Inquisición a nivel mundial. Portugal accedió a hacerlo pero España se ha negado
Ahora se dedica profesionalmente a la genealogía, en concreto a la digitalización de expedientes de los procesos inquisitoriales de España, Portugal y América. ¿Cómo avanzan sus investigaciones y a dónde quiere llegar?
Conseguí dinero en Israel para digitalizar todos los expedientes de la Inquisición a nivel mundial. Portugal accedió a hacerlo, España se ha negado desde 2015. He hablado en el Parlamento de la Unión Europea dos veces, he ido a millón de veces a España a convencer a todo el mundo, pero nada. Cero respuestas. Me han dejado de hablar desde este Gobierno, ya no me contestan.
Sigo trabajando para que México acepte mi propuesta y es muy importante porque la colección es enorme. Compré una colección a la biblioteca de Israel que está en mi web. Estoy haciendo este trabajo para todo el mundo, no solo para mi familia. Esta es mi vida.
Incluso llegó a una audiencia con el Papa Francisco, ¿qué necesitaba de él?
En junio fui a ver al Papa Francisco porque me consiguieron una audiencia privada y fui con seis personas de la comunidad judía de Bruselas. Le hablé en español, y me dijo que me iba a ayudar. El Papa fue increíble. Le pedí los documentos de la Inquisición de los archivos secretos. Y me dijo que iba a ser más fácil los archivos secretos que ayudarme con los archivos de España. Tengo 3 archiveros en el Vaticano y otro en la Unión Europea.
¿Por qué España no abre sus archivos históricos de la inquisición?
España tiene miedo, la historia es fea, es horrible y nadie la quiere ver. Este trabajo cuesta millones de dólares.
Estrena ahora la película sobre su vida y su trabajo Between the Stone and the Flower ¿a qué se refiere con ese título?
Cuando voy sus tumbas de mis padres pongo piedras y dos ramo de flores. Esa es la dualidad con que yo vivo. Aunque soy judía ortodoxa sigo respetando los orígenes y la religión de mis antepasados. Espero que la película pueda ayudar a otras personas a identificarse con mi historia.
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