Hilá Blum, escritora: “Tras el 7 de Octubre, uno de los síntomas era no poder formular mis propios pensamientos”

Hilá Blum
Hilá Blum. Foto: Omer Armoni

Soy una persona muy verbal habitualmente y en estos momentos me costaba crear una oración. Estaba en un estado de conmoción y pavor, fue una reacción muy dura, mucha gente alrededor de mí estaba igual. Es un trauma que aún sigue y decidí que no podía viajar, me parecía imposible estar frente a personas en otros países y hablar así que cancelé varios viajes.

Cómo amar a una hija es el segundo libro de Hilá Blum, escritora y editora literaria de Jerusalén, por el cual ha ganado el prestigioso premio Sapir. El libro se centra en la relación entre la madre Yoela y su hija Lea, acompañadas del padre, Meir. Una serie de errores que provienen del amor se acumulan y nos llevan a través de un drama psicológico. 

Hilá Blum explora ese amor entre madre e hija, el que queremos ver, pero también las partes que nos gustaría ocultar. El libro se ha publicado recientemente en España por la editorial Salamandra y hemos conversado con la autora desde Jerusalén.

Hila Blum

¿Cómo surgió la idea de Cómo amar a una hija?

Siempre me cuesta decir cuál fue el punto exacto, porque cuando entro en un proceso de creación hago muchos experimentos, de repente surge una idea, luego paso a otra, pero más o menos puedo decir que empecé este libro cuando llevaba 6 años siendo madre. Ya había tenido muchos pensamientos sobre la maternidad, en la cual nos basamos mucho en la intuición, en conocimiento general, cosas que nos dicen, y nos encontramos en una masa inmensurable de decisiones.

La maternidad es tomar decisiones constantemente con una posibilidad naturalmente muy limitada de prever el efecto que se acumula de todas. He pensado mucho en que como madre me motivan sentimientos que yo identifico como los mejores, con las mejores intenciones y mucho amor. Quiero lo mejor para mi hija y no sé qué hubiera pasado, como a veces sucede, si se abre un abismo entre la madre y la hija, y ni siquiera podemos volver atrás para identificar en qué punto las cosas empezaron a ir mal. Pensé mucho sobre estas situaciones y es más fácil explorarlas en el mundo literario, realizar todo tipo de experimentos que uno no quiere realizar en la vida real, pues tiene un precio real. En la literatura el precio se queda entre ti y la historia.

¿Por eso la maternidad se cuela en todos los personajes?

Sí, por eso empecé a darle vueltas a este tema, probé varios personajes en situaciones diferentes, hasta que poco a poco llegué a este personaje, a estas madre e hija. Comprendí que ellas dos pueden llevar ese viaje literario que yo quería crear, pero aún no sabía hacia donde me iba a llevar, cómo se va a desarrollar. Durante el proceso, en algún momento supe a dónde va la historia.

Ser madre o padre tiene un elemento estresante, pues no sabemos cuáles serán las consecuencias de las miles de decisiones que debemos tomar.

Totalmente. Eso no te debilita tanto pero sí hay momentos en los cuales uno se detiene y piensa que tiene que basarse mucho en los instintos, no podemos saber qué traerá el futuro, así que uno hace y espera que todo salga bien, y no siempre sale todo bien.

En el libro hay un elemento de suspense porque sabemos desde el principio que la relación entre madre e hija pasan en algún momento de lo más cercano a lo más lejano posible, hasta el punto que la protagonista no sabe dónde vive su hija y se entera por casualidad que tiene hasta nietas que no conoce.

Leyéndolo me pasaba querer saber qué pensaba Lea, la hija. ¿Tenía claro que sólo escribía desde la mirada de Yoela, la madre?

El acto de escribir ya te crea los hechos. Sí tenía algunas ideas sobre lo que le pasa a Lea, pero yo fui atraída por Yoela para contar su historia, y muy pronto en el proceso sentí que lo podía hacer, que podía transmitirla de manera creíble psicológicamente hablando. También había pensado en Lea pero al final la madre es la que llegaba al papel, no hubo un momento específico de decisión.

Yoela es un personaje completamente ficticio, pero si algo que le di que viene de mí es el amor a los libros y tenemos el mismo gusto literario.

Hila Blum
Hila Blum recibiendo el premio Sapir. The Jerusalem Post, Sivan Farag

¿Cómo sería si Yoela hubiera tenido un hijo? ¿Cómo cambiaría su forma de ser madre?

Si tuviera otra hija también sería diferente, sabemos que cada hijo nos afecta de otra manera. Podemos ver cómo en la misma familia los hijos pueden tener cada uno una experiencia distinta de paternidad. Hay cierta química entre ellos, diferencias de personalidad, qué sitio ocupan en la familia e incluso en qué momento de la vida de los padres llegaron. Cada madre lleva dentro muchos tipos de posibles maternidades.

Lo que voy a decir es una generalización, pero en el caso de Yoela y Lea, al ser dos mujeres, pasan por algunas experiencias vitales significativas parecidas. Por lo cual hay más proyección e intentos de corregir cosas a través de la hija. A raíz de eso se borran un poco las barreras entre ellas. Por eso ella a veces interpreta cosas de su hija, que realmente provienen de ella misma.

El libro se publicó en Israel en 2021, me imagino que habrá recibido muchas cartas y reacciones de lectores, ¿las opiniones varían entre lectores israelíes y de otros países?

Sí, he recibido muchísimas cartas, sigo recibiendo, aunque ya no tantas. Las respuestas del extranjero no han sido diferentes porque las de Israel han sido tan diferentes entre sí, que las de fuera ya no decían nada nuevo. Me sorprendió cómo personas que han leído el mismo libro tuvieron reacciones que se estiran por toda una escala hasta sus extremos.

He visto reacciones que son totalmente contrarias, sobre todo en la manera de percibir los personajes, la manera de juzgarlos. Empecé a comprender que la gente lee el libro a través de su propia vivencia, cosa que siempre es cierta, pero en algunos libros es más evidente. La gente trae su experiencia, su manera de ver el mundo. En este libro yo hice todo lo posible para no implicar mi propia historia y dejé mucho lugar para que los lectores completen los espacios y el resultado es que escuché todo lo posible sobre Lea y sobre Yoela, cosas muchas veces completamente contrarias.

Eso es lo que me interesó, una experiencia humana en un punto medio, no de los extremos, no es una maternidad de maltrato, ni tóxica, ni narcisista

¿En tu entorno has visto familias, comportamientos, que le han recordado a Yoela?

En primer lugar, en muchos momentos Yoela me recuerda a mí. Es una historia ficticia por completo, todo es inventado, pero no podemos escribir por fuera de nosotros mismos. Muchos de los temores, los dilemas, los sentimientos que le di a ella, son algunos que yo misma sentí en algún momento, a veces de la misma manera y a veces de la manera contraria.

Creo que yo como madre hice mejores elecciones, ¡eso espero! Pero las cosas que le pasan son familiares, eso es lo que me interesó, una experiencia humana en un punto medio, no de los extremos, no es una maternidad de maltrato, ni tóxica, ni narcisista. Le di dilemas que son habituales en una familia, no quiero usar la palabra normal, pero estamos en un sitio intuitivo de lo que se considera normativo. Lo que le sucede es que, en algunos momentos cruciales, tiene una ceguera parcial que la lleva a cometer errores graves. Pero yo sí me identifico con sus dilemas y sus sentimientos.

Usted es editora literaria, y eso se nota en el libro también, tu amor hacia la literatura.

Sí, esto justo es un ejemplo de lo que hablamos antes. Yoela es un personaje completamente ficticio, pero si algo que le di que viene de mí es el amor a los libros y tenemos el mismo gusto literario.

¿Cómo gestiona el tiempo de escritura?, ¿por qué se tarda tanto en escribir un buen libro como este?

Sí, me lleva muchos años, escribo despacio, no muestro nada a nadie. Por un lado, me surgen dudas que me gustaría consultar con mi editor, pero aguanto y espero mucho tiempo hasta hacerlo, pero por el otro lado, mientras estoy metida en ese mundo alternativo, es como una manera de escapar la realidad. Cuando estoy creando un mundo y empiezo a explorar sus rincones, es la parte que más disfruto de escribir, es lo que me da consuelo y siento que tengo el control sobre algo. En esta vida, y ahora más que nunca, solemos tener la sensación de no poder controlar nada, vivimos en el caos y la incertidumbre, y la escritura es un lugar que da consuelo y tú tienes el control, tú puede decidir qué va a pasar. Cuando estoy en ese punto, no quiero salir de ahí, porque sé que cuando salga de ahí tendré que volver a empezar desde cero.

¿Está Hilá Blum preparando un tercer libro? ¿Qué nos podría adelantar?

Sí empecé ya a escribir algo nuevo, más pronto de lo que me esperaba. Lo dejé unos meses cuando comenzó la guerra y últimamente estoy volviendo a escribir, pero aún no llegué a ese momento en el que le doy su título y puedo ver claramente qué es lo que estoy haciendo. Espero que pronto llegará ese momento, pero estoy acostumbrada a borrar más que escribir, así que no sé cuándo llegará.

El libro se publicó en España hace unos meses y justo en octubre del 2023 estaba planeada tu visita para presentarlo.

H: Sí, tenía que haber viajado pocos días después del 7 de octubre, pero estaba en estado de shock que duró varias semanas. Uno de los síntomas era no poder formular mis propios pensamientos. Soy una persona muy verbal habitualmente y en estos momentos me costaba crear una oración. Estaba en un estado de conmoción y pavor, fue una reacción muy dura, mucha gente alrededor de mí estaba igual, es un trauma que aún sigue y decidí que no podía viajar, me parecía imposible estar frente a personas en otros países y hablar así que cancelé varios viajes. Poco a poco estamos recuperándonos del shock, aunque la angustia sigue. Ahora estoy empezando a planear algunos viajes, me parece importante volver a hablar a pesar de la dificultad.

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