¿Existe una “filosofía judía” o un pensamiento que pueda caracterizarse como “judío”? Esa es la pregunta que pretende responder el libro “Grandes Pensadores Judíos”, publicado en 2024 por la editorial Tecnos, editado por Rafael Herrera Guillén y Jesús M. Díaz Álvarez.
Los especialistas que participan en este volumen proceden de diferentes países y cada uno nos cuenta sobre otro filósofo o pensador de lo largo de la historia, y cuentan tanto de su pensamiento y vida como de su relación con el judaísmo. Comienza con Filón de Alejandría, sigue con Maimónides, Espinosa, pasa por Carl Marx, Emmanuel Levinas, Primo Levi, Paul Celan, Clarice Lispector y muchos otros de la era contemporánea.
Hablamos con Rafael Herrera Guillén, profesor titular de la Facultad de Filosofía de la UNED. Ha sido profesor e investigador invitado en varias instituciones académicas en EEUU, Reino Unido, México e Italia entre otros. Autor de los libros “Ser perseguido. Resistencia al poder en Maimónides”, “Maimónides el Sefardí”, “El espejo de Simjá y otros cuentos marranos”.
ENTREVISTA
A: Antes de hablar sobre el libro, cuéntenos un poco sobre ti, ¿cómo llegaste a interesarte por los pensadores judíos en general, y Maimónides en particular?
R: Yo me formé en la academia en España. También he estado en otros sitios como Italia, Inglaterra, Estados Unidos, y me di cuenta que a pesar de las diferentes maneras de transmitir la historia de la filosofía en las universidades, suele haber un currículum común y lo curioso es que lo común suele ser las ausencias, no vi nada del mundo judío, ni del musulmán. Sin embargo, todos somos conscientes de que buena parte de la historia de la filosofía occidental la forman judíos.
Por otra parte, el mundo judío me ha interesado desde pequeño, así que ahí había algo que no me cuadraba, algo que no se decía sobre la historia del pensamiento. A lo largo de mis investigaciones llegué a Maimónides, sobre todo leyendo textos de conversos castellanos. Me di cuenta que algunos de estos conversos castellanos, especialmente Alonso de Cartagena, que fue hijo de rabino, son lectores de Maimónides. No lo dicen, pero uno se da cuenta que asumen la tradición occidental, pero contienen la hebrea, algo que se ha perdido. A partir de esos conversos llego a leer Guía de Perplejos de Maimónides y me doy cuenta de todo lo que no se ha contado. Él ha dicho muchas cosas que se han venido diciendo después, pero la cultura judía ya lo sabía desde mucho antes y se ha ido perdiendo por las conversiones forzosas.
Por todo eso publiqué hace 10 años un texto titulado La Modernidad Perdida, en el que hablaba de esta modernidad que se pierde cuando se pierde el judaísmo en la historia del Occidente.
Algunos dicen que a los pensadores de la antigüedad o de la edad media se les tiene que entender en su contexto, o que dicen cosas que hoy ya no valen. Yo creo que no es así, hay que comprenderlos en nuestro contexto. De hecho, yo creo que, si uno lee a Maimónides, parece que está dialogando con Jacques Derrida.
A: ¿Qué nos vamos a encontrar en las páginas de Grandes Pensadores Judíos.
R: La idea se me ocurrió hace varios años, antes de la pandemia, y se lo propuse a Jesús Díaz, quien me apoyó desde el primer momento y entre los dos lo hemos conseguido. Me apetecía tener un libro en el cual podría conocer a otros pensadores judíos desde una determinada perspectiva, así que les hemos pedido a los compañeros realizar esta investigación, cada uno sobre un filósofo o pensador.
Queríamos descubrir hasta qué punto el judaísmo influye en la filosofía a lo largo de la historia. Muchos grandes filósofos no han hablado de judaísmo en su filosofía. Han hablado del ser, del ente, del poder, pero no de judaísmo de manera directa. Mi sospecha siempre ha sido que detrás de toda esa concepción estaba el judaísmo. Espinosa, por ejemplo, en España y en Europa en general, se estudiaba al margen del judaísmo y eso no tiene sentido. La idea del libro era tener una especie de manual que te sirva para ver cómo influye el judaísmo en estos filósofos y en estos pensadores en el sentido amplio de la palabra.
La verdad es que nos ha costado años llegar a publicarlo y ahora estamos contentos porque ha salido, se han vendido casi todos los ejemplares y nuestro sueño es hacer una segunda parte.
A: Se me ocurren algunos de los pensadores del libro que no les hubiera gustado aparecer en un libro así, etiquetados como pensadores judíos.
R: Pienso que uno es lo que puede ser, no lo que quiere ser. Por ejemplo, el caso de Carl Marx, de todos los del libro, quizá es el que ha tenido más repercusión por la influencia que tiene en la época contemporánea. Él es judío, le guste o no, se nota hasta en el porte de la escritura, a veces parece un rabino transmitiendo una drashá en el sentido mesiánico de su filosofía, de lo rebelde que es.
Por otro lado, el que cierra el libro y que podría parecer el menos vinculado, es Jaron Lanier. Él siempre me interesó mucho y viene del mundo de la realidad virtual de Silicon Valley, y de repente uno descubre que es judío y todo tiene sentido. Le pedí a un compañero que indagara sobre su relación con el judaísmo para poder incluirlo en el libro y sí, sí surgieron las influencias.
Eso me lleva a la reflexión del lector ¿por qué se incomodaría alguno de ellos? ¿por qué se tiene que avergonzar alguien o negarlo? ¿de qué presiones sale eso?
A: Algo que noto en las historias de muchos de estos pensadores, que también tiene que ver mucho con los judíos en general, es el tema migración y exilio, por antisemitismo u otras razones. ¿Cómo influye eso en la filosofía?
R: Este es un tema fundamental. Creo que la categoría de persecución es una categoría política central, nuclear, en la historia de la filosofía y del poder en Occidente y más allá, incluso antes, en la antigüedad. De hecho, el primer libro que escribí sobre Maimónides se llama Ser Perseguido. Y en la introducción del libro comento que ese par, perseguido y perseguidor, es un horizonte fundamental para analizar toda la política. En el siglo 20 se analiza toda la política, tanto si es la filosofía de derechas o de izquierdas, desde la categoría de amigo y enemigo. Eso en el fondo da la sensación de estabilidad, hay un sujeto con poder que decide quién es amigo y quién es enemigo. Pero la idea de persecución da una sensación más real de inestabilidad, de que no hay un momento de estabilidad donde se decide el amigo y el enemigo, sino que es toda una continua persecución del poder sobre ciertos grupos.
Además, la sensación, la idea de perseguido y perseguidor quiere ir más allá de lo de amigo y enemigo, en el sentido de que también el amigo puede ser perseguidor.
Cada uno de estos autores, todos son perseguidos o emigrantes en algún momento de sus vidas. No hay ni uno que nazca y muera en su casa pues el pueblo judío es el pueblo perseguido, que busca la libertad.
El ser perseguido también tiene una virtud. El que uno sea perseguido es porque tiene algo valioso. Si no, no te perseguirían, serían indiferentes. Cuando el pueblo judío es perseguido, es porque lo quieren esclavizar, lo quieren poseer.
Los 15 autores son exiliados, Lanier no, pero sus antepasados sí, así que la memoria la tiene.
Por lo cual creo que la historia de la filosofía, no se entiende sin entender que quienes la han construido son sujetos directos de persecución, es decir, de inestabilidad.
Guste o no, hay una profunda relación entre judaísmo y filosofía occidental, porque no se entiende la razón occidental si no se entiende la idea de crisis, de crítica, y la edad de crítica no le nace a Kant en la cabeza, nace de la herencia que tiene de Filón de Alejandría, pasa por Espinosa y llega hasta hoy; nace del judío que sabe que está en una zona crítica, una zona de crisis que no es de estabilidad, en la que tiene que articular racionalmente, porque no es nunca su hogar.
A: Cuando leemos su capítulo sobre Maimónides, sobre esa época de convivencia enriquecedora entre judíos y musulmanes surge una nostalgia. Viendo lo que está sucediendo ahora, ¿Cree que hay esperanza a que pueda haber buena relación otra vez?
R: Esperanza tenemos que tener. No conozco en profundidad la filosofía musulmana ni la historia del islam, pero España es un lugar privilegiado: Aquí convivieron los dos grandes genios de la filosofía y del pensamiento judío y musulmán, en la misma época y en la misma ciudad. Maimónides y Averroes.
A lo largo de la historia del pueblo judío, Maimónides es asumido como uno de los grandes rabinos y teóricos del judaísmo, a pesar de que fue perseguido por algunos en su época, luego se integra su pensamiento y no se entiende el judaísmo contemporáneo sin él. Mientras tanto, Averroes queda como un perseguido y aunque es interiorizado por cierta intelectualidad musulmana, no lo es tanto por la religión. Me da la sensación que el islam ha ido por un lado más místico, menos atravesado por la razón, y esto no ha pasado el judaísmo. En el judaísmo las tendencias místicas han sido muy controladas y la parte hermenéutica, rabínica y racional, se ha ido imponiendo cada vez más. Creo que sí hay esperanza, pero no a corto plazo y tampoco soy muy optimista con el judaísmo en Europa.
A: Eso justo me lleva a la última pregunta: desde el 7 de octubre ha cambiado la vida de los judíos ¿cómo lo vive usted?
R: Pues lo vivo con sufrimiento e indignación, fundamentalmente. Existe la tendencia a querer el producto, pero no al productor. Aquí hay mucha gente que le encanta la filosofía judía, mientras que el judío no esté. Esto me molesta y lo vivo con indignación. Creo que en España se ha progresado bastante y hay mucho más apoyo ahora, insuficiente, pero más, y todavía vivimos en la idea de amigo y enemigo, y hay gente que piensa que apoyar al pueblo palestino significa a la vez atacar al pueblo de a Israel. Por ejemplo, en una ocasión personas se han negado a participar en programas de Yad Vashem, porque consideraron que eso implicaría tomar parte en el conflicto. Todo está muy confuso y tengo claro que cuando está todo tan confuso, hay peligro, y por eso no soy optimista.
Lo único que puedo hacer, lo poquito que uno puede hacer es seguir luchando desde el ámbito en el que trabaja. Yo creo que estos libros ayudan un poco y que la gente se interese y lo lea. Esto puede ayudar, porque es un libro, sobre todo pensado para no judíos, y ojalá que saquemos el segundo para poder seguir. Para informar a la gente sobre todo lo que han aportado pensadores judíos.