Durante mi viaje con Honey Moon Israel Buenos Aires tuve la oportunidad de conocer la Fundación Tzedaká ovillando lana y escuchando las historias de los supervivientes de la Shoá que participan en sus actividades

Honey Moon Israel es un programa único que lleva de viaje a 20 parejas desde diferentes ciudades de Estados Unidos a Israel. Crean espacios únicos de entendimiento y realidad judía durante una semana de viaje para más tarde crear una comunidad vibrante en cada una de las ciudades al regreso del viaje.
Por primera y última Honey Moon Israel se propuso llevar de viaje a 20 parejas de Chicago y 20 pareja de Denver a Buenos Aires, Argentina. Durante el viaje pudimos recorrer los puntos más importantes de la ciudad y de la historia argentina, pero también conocimos muy de cerca la comunidad judía local y su vasta y extensa riqueza.
El ambiente en la ciudad estaba festivo, era Purim y tras recorrer el barrio Once dedicamos buena parte de nuestra tarde a un voluntariado de lo más especial.
Dentro de una de salas del Museo del Holocausto de Buenos Aires participamos con la Fundación Tzedaká en un taller de ovillado de lana. A priori nada tiene que ver esa actividad con la Shoá. Sin embargo la fundación ofrece programas sociales para supervivientes de la Shoá que llegaron a Argentina entre los años 30 y 50 desde Europa. Llegaron siendo bebés o niños junto a sus padres, solos o acompañados de otros familiares.

Uno de esos programas ocupacionales consiste en que los supervivientes de la Shoá tejan con lana prendas de vestir para personas en necesidad. En este caso les ayudamos, charlas de por medio, a tejer ropa para bebés que será enviada por la fundación a los damnificados de las inundaciones de Bahía Blanca al sur del país.
Escuchamos historias en español, inglés, y español con acento yiddish. Emplear tiempo en escuchar a otras personas es una de las mayores actos de humanidad que se puede hacer, y cuando la persona que cuenta su historia lo hace desde el dolor, la pérdida y la vida que dejó atrás, entonces se convierte en una obligación de transmitir y pasar el testimonio a cualquiera que pueda estar interesado.
Victor Beer, una pequeña historia
Víctor Beer es uno de los supervivientes más longevos que participa activamente en la fundación cada semana. Ayuda a tejer ropa para otras personas. Además, tuvimos el gran privilegio de recibir de él un pequeño libro titulado Una pequeña historia donde narra el drama de su familia durante la Shoá y cómo llegaron a Argentina a principios de los 50.
Victor nación en 1937 en Cracovia, Polonia donde vivió hasta 1939 cuando Hitler decide invadir Polonia. Victor abandonó Cracovia hacia el este, huyendo de las tropas nazis. Deambularon por varios pueblos de Polonia, pero en vano. Tuvieron que huir al interior de Rusia en un viaje que duró 25 días hasta la ciudad de Tomsk, ciudad que está más cerca de Mongolia que de Europa. La guerra continuaba y durante los años 1942 y 1943 se trasladaron a Bujará, ciudad en Uzbekistán. En 1946 y las noticias del fin de la guerra la familia se prepara de nuevo para volver a Cracovia, pero fue un auténtico infierno, su ciudad ya no era la de antes. Tenían que irse de Polonia porque seguía siendo igual o más antisemita que antes.
Cruzaron como pudieron la Polonia soviética rumbo a Austria y permanecieron en el campo de refugiados de las Naciones Unidas y del Joint, organización judeo-estadounidense de socorro a las víctimas de la Shoá.
Tras unos meses en el campo de refugiados, los trasladaron a Bruselas donde Víctor aprendió francés durante la década de 1950 durante su educación secundaria. El padre de Víctor viajó a Israel para ver posibilidades de emigrar, pero las rechazó. Tuvieron en mente Canadá, Estados Unidos y por fin se decidieron por Buenos Aires.
Entre la salida de Bélgica y la llegada a Bueno Aires pasaron varios años. Se embarcaron a Brasil primero porque Argentina no les dejó entrar. Más tarde pasaron a Uruguay y por fin llegaron a Buenos Aires en 1952.
Víctor rehizo su vida como pudo, se casó, tuvo hijos, muchísimos nietos y un total de 128 bisnietos.
Su historia ya queda aquí grabada en Marom Connect.
