Rumanía es un país grande e ir de un lugar a otro lleva su tiempo, sobre todo si uno tiene que desplazarse en tren o coche. Así que a pesar de que estas ciudades están lejos entre sí, por experiencia propia, Peninah Zilberman siempre recomienda elegir una región concreta de Rumanía y explorarla a fondo. Nos sugiere visitar los parques naturales, observar la naturaleza, deleitarse con la deliciosa gastronomía, porque la comida rumana es un cruce de caminos culinarios potente. Hay música popular que escuchar, porque incluso según ella, la hora de una boda judía tiene notas y melodías rumanas.
En Bucarest hay dos lugares que fotografiar: el Templo Coral construido en la mitad del siglo XIX de estilo neomudéjar. Abro paréntesis, hay sinagogas muy parecidas en Budapest, Praga o Berlín porque ese era el estilo de moda de aquella época; y no os sorprendáis si encontráis similitudes con la arquitectura neomudéjar madrileña, cierro paréntesis. Hablando de España, cuando los judíos fueron expulsados de la península Ibérica en 1492 muchos se asentaron en el Imperio Otomano y por aquella época los otomanos gobernaban Bucarest, así que los spaniol, que es como se referían los rumanos en general a estos judíos turcos, contribuyeron con la rica cultura judía rumana. Resquicio de aquella vida es el cementerio sefardí al sur de Bucarest.
Oradea se encuentra al noroeste del país en Crisana, subregión de Transilvania, cerca de la frontera de Hungría. Es una ciudad próspera y vibrante de unos 200.000 habitantes donde sin duda Zilberman nos recomienda pasar tiempo admirando cómo ha quedado la Sinagoga Neolog Zion tras su restauración reciente. Construida en la rivera del río Crișul Repede en 1878 como resultado de la separación de la Comunidad Judía Reformista de Oradea de la corriente ortodoxa.
Timisoara está situada a 170 kilómetros por carretera hacia al sur desde Oradea, y aproximándose a la frontera con Serbia. La sinagoga Cetate levantada en 1863 al estilo morisco es una de las grandes representantes de la época dorada del judaísmo del siglo XIX europeo donde judíos askenazim y sefardím han compartido históricamente el lugar de culto. Es la única sinagoga de Timisoara que sigue contando con servicios religiosos, las otras dos sinagogas son la de Iosefin, 1895 y Fabric, 1899. Como apunte interesante, Timisoara fue la primera ciudad de Rumanía en levantarse contra el régimen comunista de Ceaucescu y la primera en declararse libre del comunismo la semana antes de navidad de 1989.
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