Existe dentro del Holocausto un hecho histórico en particular, como es el Holocausto por balas, que es conocido solo en cierta medida y que el cine ha recogido principalmente en escenas muy concretas y descontextualizadas. El Holocausto por balas engloba las matanzas masivas y los fusilamientos en masa de la población judía y gitana en los países del este de Europa aldea por aldea durante la invasión nazi.
El valor y uso del cine en el mundo de la docencia es sobradamente conocido. El Holocausto como hecho histórico está muy estudiado incluyendo innumerables propuestas: la bibliografía histórica, la literatura de ficción, los testimonios, el arte, documentales de historia y el cine.
Especialmente el cine ha contribuido en la divulgación y conocimiento del Holocausto. Algunos títulos cinematográficos son muy conocidos en la cultura popular y especialmente usados por los docentes para la aproximación y estudio del Holocausto: Spielberg, S. (1993). La lista de Schindler. Universal Pictures; Polanski, R. (2002). El pianista. RP Productions; Darlow Smithson Productions; Benigni, R. (1997). La vida es bella, Melampo Cinematográfica; Herman, M. (2008). El niño con el pijama de rayas. Heyday Films.
Contexto histórico del Holocausto por Balas
En este bloque se pretende exponer, de manera resumida, el contexto histórico por el que se originó y desarrolló esta semidesconocida etapa del Holocausto. Se sabe mucho del Holocausto, del proceso gradual de persecución hasta el asesinato sistemático de cerca de seis millones de judíos a manos del régimen nazi (Yad Vashem, 2021). Se sabe también que hubo otros colectivos que fueron perseguidos y asesinados. Los campos de concentración y cámaras de gas son conocidos ampliamente por los testimonios de los supervivientes, por las investigaciones sobre la documentación del III Reich, además del cine y los documentales. Pero el Holocausto por Balas es una parte menos conocida y estudiada, aunque se llevaba a cabo sin temor a las miradas ajenas y a plena luz del día.
Casi dos años después de iniciarse la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, la Alemania de Hitler atacó a la Unión Soviética en junio de 1941. Esta campaña militar que duró prácticamente 4 años marcó un punto de inflexión no solo en el desarrollo de las acciones militares sino también en la política racial nazi. “De acuerdo con el deseo de Hitler de una resolución más estructurada y eficiente del problema judío, cuatro grupos de acción especial, Einsatzgruppen, allanaron el camino para el asesinato masivo sistemático de judíos” (van Tonder, 2018, p.11).
Estos grupos móviles de acción especial y móviles, junto con otras unidades alemanas y colaboradores locales, fusilaron masivamente siendo sus víctimas los judíos, gitanos y población civil por toda la Europa del este. Estas unidades constituían la retaguardia del ejército alemán en su ataque a la Unión Soviética y su misión principal era eliminar toda posible oposición enemiga (Browning en Prazan, 2009)3. Había 4 Einsatzgruppen: A, B, C y D, con unos 3.000 hombres aproximadamente (Rhodes, 2003, p.180; Beevor, 2014, p. 294; von Tonder, 2018, p.27).
La manera de eliminar cualquier oposición era sencilla y ampliamente usada en el este de Europa. “El método criminal de asesinato por pelotón de fusilamiento se empleó en todo el este de la Shoah, independientemente del número de víctimas. Podría ser una sola familia judía en un pequeño pueblo o decenas de miles de personas en una gran ciudad ucraniana ” (Umansky en Desbois, 2018, p. 14).
De aldea en aldea, de pueblo en pueblo, de comunidad en comunidad (Fritzsche, 2008, p. 195), las balas, y no el gas o el hambre, fueron las que mataron alrededor de 2 millones de judíos (Biscarat en Desbois et al, 2018, p.6). Es lo que el Padre Patrick Desbois, fundador de la organización Yahad- In Unum, llama el “Holocausto por balas” (Desbois en Szczepinska, 2015 p.2). Vasili Grossman, escritor y periodista soviético de origen judío que vivió de lleno la Segunda Guerra Mundial, fue de los primeros en informar “sobre lo que ahora se llama la Shoah por balas, las masacres de judíos en el oeste de la Unión Soviética; también fue uno de los primeros periodistas en escribir sobre los campos de exterminio en Polonia, la Shoah por gas” (Chandler en Grossman, 2010, p. 60). Aunque no explica el Holocausto en su totalidad, sí es interesante esta distinción ya que define dos etapas del genocidio, y una es consecuencia de la otra. El Holocausto por balas da paso al Holocausto por gas. El segundo es más conocido que el primero.
Este Holocausto por balas, que tiene su inicio con la invasión de Rusia por los alemanes, tuvo también un proceso gradual rápido. En un primer momento fueron ejecutados fundamentalmente hombres, no obstante, a finales de julio de 1941, mujeres y niños se convirtieron asimismo en víctimas de esta matanza (Rees, 2006, p.90; Browning, 2002, p. 41). Si bien es cierto que la práctica de los fusilamientos masivos se mantuvo de 1941 hasta 1944 con mayor o menor intensidad, (Cüppers en Neumarker et al., 2016, p.273), entre 1941 y 1942 se incorporó al proceso de genocidio una herramienta más eficaz y con menor coste emocional: el ga
Anthony Beevor comenta este olvido: “La Shoah por balas suele recordarse por las actividades de los 3.000 hombres del SS Einsatzgruppen. Como resultado, las masacres llevadas a cabo por los 11.000 hombres en veintiún batallones de la policía del orden (Ordnungspolizei), actuando como segunda oleada en la retaguardia de los ejércitos que avanzaban, a menudo han sido pasadas por alto” (Beevor, 2012)
Primero se utilizó el gas en camiones modificados y que fueron usados por los Einsatzgruppen: (Benz, 2015, p.172). “Los camiones de gas eran camiones herméticamente cerrados cuyo escape del motor se desviaba hacia el compartimento interior (donde estaban las víctimas). Los Einsatzgruppen asesinaron con gas a miles de personas, en su mayoría, judíos, romaníes (gitanos) y enfermos mentales” (USHMM, 2021). Así el camión se llenaba demonóxido de carbono y los prisioneros morían por asfixia. El traslado a las fosas comunes duraba entre 15 y 30 minutos, su enterramiento suponía el último estadio de estos asesinatos masivos.
Posteriormente, se crearon los campos de exterminio y con ellos, cámaras de gas fijas destinadas a la destrucción de cualquier atisbo de vida y memoria: Belzec, Treblinka, Sobibor, Majdanek y Auschwitz. Mientras que el campo de exterminio de Chelmno siguió usando los camiones de gas.
Por otro lado, los historiadores del Holocausto comentan la participación activa en los fusilamientos masivos de no solo los Einsatzgruppen, sino de unidades de la policía del orden (Ordnungspolizei), del ejército regular alemán (Werhmacht), unidades de combate de las SS (Waffen-SS) y colaboradores locales (Cüppers en Neumarker et al., 2016, p.283). Llegando a sumar entre 40.000 y 60.000 hombres.
Anthony Beevor comenta este olvido: “La Shoah por balas suele recordarse por las actividades de los 3.000 hombres del SS Einsatzgruppen. Como resultado, las masacres llevadas a cabo por los 11.000 hombres en veintiún batallones de la policía del orden (Ordnungspolizei), actuando como segunda oleada en la retaguardia de los ejércitos que avanzaban, a menudo han sido pasadas por alto” (Beevor, 2012, p. 294). Browning también lo recalca, “Ya no se cuestiona seriamente que los miembros de la policía del orden (Ordnungspolizei), […] estuvieron en el centro del Holocausto, proporcionando una importante fuente de mano de obra para llevar a cabo […] masacres” (Browning, 2000, p.143).
Laurence Rees también explica en su libro Auschwitz. Los nazis y la solución final: Se “reforzó los Einsatzgruppen con unidades de caballería de la SS y batallones policiales. Finalmente, estarían envueltos en las matanzas en torno a 40 000 hombres, cifra que decuplica a […] los grupos especiales (Einsatzgruppen)[…] (este) incremento de mano de obra estuvo motivado por […] la política de aniquilamiento […] extensiva a las mujeres y los niños judíos” (Rees, 2006, p.90)18 .
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En las escenas iniciales del episodio 4 “La cara de la muerte”, de la serie documental Extermino, David Cesarani y Ian Kershaw comentan: “Para septiembre de 1941 se estima que al menos 60.000 soldados, Einsatzgruppen, Ordnungspolizei, batallones de policía, unidades de las Waffen-SS y la policía local auxiliar estaban involucrados en el asesinato en masa de los judíos” (Cesarani en Finger y Karel, 2015).
A continuación, Kershaw añade: “Los Einsatzgruppen eran relativamente pequeños en comparación con las unidades de policía que eran mucho más grandes en escala, que los Einsatzgruppen. Himmler consiguió una gran expansión en el número de unidades de policía enviadas al este, a Rusia. Y más policía significaba más muerte, y más muerte era que más judíos habían muerto” (Kershaw en Finger y Karel, 2015).
David Silberklang, historiador de Yad Vashem, en la conferencia “New research in the Final Solution”, celebrada en el 8th International Conference on Holocaust Education, en junio de 2012, explica con detalles las diferentes unidades que participaron en los fusilamientos masivos. Silberklang menciona además de los 4 Einsatzgruppen (3.000 hombres), un quinto Einsatzgruppe comandado por el SS Karl Schöngarth (500 hombres), 24 batallones de la policía del orden (unos 12.000), la división Kommandostab Reichsführer SS (unos 15 000 hombres), soldados de la Werhmacht, policía local y voluntarios, mas soldados del ejército rumano y croata (Silberklang, 2012).
Pero, además existen libros dedicados a las masacres realizadas por la policía del orden. El más renombrado y famoso es el de Christopher Browning, Aquellos hombres grises. El batallón 101 y la Solución Final en Polonia de 1992, y los menos conocidos Army Group South. Rear area, security and the Holocaust de Antonio Muñoz en 2009 y Holocaust perpetrators of the German Police Battalions de Ian Rich de 2018, que investiga los batallones 304 y 314.
Podemos concluir que un gran número de hombres, tanto alemanes como locales, estuvieron involucrados en los fusilamientos, más allá de los Einsatzgruppen.
“Se estima que las unidades Einsatzgruppen exterminaron alrededor de 1.500.000 de judíos”
Gutman, 2003
En cuanto al número de víctimas, cabe señalar que el debate sigue abierto, ya que son diferentes las estimaciones producidas. Entre las más moderadas aparece la de Gutman: “Se estima que las unidades Einsatzgruppen exterminaron alrededor de 1.500.000 de judíos” (Gutman, 2003, p. 175). Mientras otras calculan que “… hasta 2,4 millones (si se incluyen las víctimas del régimen rumano) de hombres, mujeres y niños judíos fueron víctimas de innumerables tiroteos masivos que tuvieron lugar entre 1941 y 1944 en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. “(Cüppers en en Neumarker et al., 2016 p. 277).
El Holocausto por balas en el cine
El cine ha tenido y tiene una estrecha relación con el Holocausto. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, y de manera progresiva, la industria del cine y la producción de documentales de carácter histórico ha ido creciendo. En 1942 y en pleno apogeo del Holocausto, la película Ser o no ser de Ernst Lubitsch ya menciona los campos de concentración, aunque no específicamente del Holocausto.
La cantidad de largometrajes (no documentales) oscila entre 200/300 producciones hasta la fecha de hoy, 2021.
Todavía hoy sigue siendo controvertido calificar si el cine sobre el Holocausto es un género propio (Insdorf, 2003, p.278; Fernández, 2017, p.35), un subgénero (Rodríguez, 2019, p. 74) o nada de eso (Baron, 2005, p.13) .
Lo que sí es cierto es que ya se utiliza la expresión de manera popular: “Cine del Holocausto” (13.000 entradas en Google*), Holocaust movies (132.000 entradas en Google*) o Holocaust films (334.000 entradas en Google*), aunque hay que reconocer que algunas entradas se relacionan con otros tipos de holocaustos (holocausto nuclear, por ejemplo).
La página web sobre cine y series de TV, www.filmaffinity.com tiene una sección especial que recoge ya unos 300 títulos (aunque algunos de ellos pueden ser discutibles en su conexión con el hecho histórico). Por otro lado, hay numerosas páginas web que comentan cine sobre el Holocausto: mejores películas, películas indispensables, películas menos conocidas, recomendaciones.
Del mismo modo, hay que resaltar el creciente número de libros y estudios que hablan sobre la conexión entre Holocausto y cine, y otros entre Holocausto, cine y enseñanza (Davies, 2000; Insdorf, 2003; Baron, 2005; Eaglestone y Langford, 2008; Hilton y Patt, 2020).
Este elenco de producciones cinematográficas presenta una considerable variedad temática, en muchos casos confluyen en lugares comunes tanto en el ámbito histórico como de ficción:
- Experiencias principalmente en campos de concentración: Kapo (Gillo, 1960)28; La lista de Schindler (Spielberg, 1993)29; Sin destino (Koltai, 2005).
- Experiencias sobre campos de exterminio: Escape de Sobibor (Gold, 1987)31, La zona gris (Nelson, 2001), El hijo de Saúl (Nemes, 2015); historias relacionadas con guetos: El pianista (Polanski, 2002), Jakob el mentiroso (Beyer, 1975)35, Ghetto (Juzenas, 2006).
- Experiencias de supervivientes tanto durante como después del Holocausto: El prestamista (Lumet, 1964), Europa, Europa (Holland, 1990)38, Los niños de Windermere (Samuels, 2020).
- Experiencias de judíos escondidos: El diario de Ana Frank (Stevens, 1959, existen hasta 8 versiones), Adiós muchachos (Malle, 1987), La casa de la esperanza (Caro, 2017).
- Expoliación de propiedades: La dama de oro (Curtis, 2013), La tienda en la calle Mayor (Kadar, 1965), Monuments Men (Clooney, 2014)
- Criminales de guerra nazis escondidos: El extraño (Welles, 1946), La caja de música (Costa-Gravas, 1989), El médico alemán (Puenzo, 2013).
- Juicios sobre criminales nazis: El caso Murer (Frosch, 2018), The Eichmann show (Williams, 2015), La conspiración del silencio (Ricciarelli, 2014);
- Resistencia contra los nazis: Resistencia (Zwieck, 2008); Rossenstrasse (Von Trotta, 2003), Rebelión en Polonia (Avnet, 2001)
Y a pesar de existir una filmografía extensa sobre el Holocausto, es necesario decir que el hecho histórico sobre los fusilamientos masivos, Holocausto por balas, no se ha cubierto con el suficiente reconocimiento. Es cierto que sí aparece de forma tangencial y en escenas aisladas en algunas películas, pero sin demasiado contexto histórico para apreciar la magnitud del asesinato planificado con balas, su origen, desarrollo y las consecuencias directas que tuvo con los cámaras de gas de los campos de extermino sobradamente conocidos. Todo ello evidencia un cierto olvido por parte de la industria del cine, motivado por el desconocimiento o la ausencia de un cauce comercial que convierta en viable en términos económicos el hecho histórico.
El mundo del celuloide tiene un gran potencial para visibilizar acontecimientos, otra cosa es el lado artístico de la producción. Y si el Holocausto tiene algo que agradecer al cine, es el de difundir, advertir, informar, incluso tomar conciencia de la atrocidad del genocidio nazi. Pero el Holocausto por balas está pasando desapercibido a pesar de su magnitud. Esta ausencia de presencia y reconocimiento en la industria del cine ayuda tristemente a que continúe en el olvido en la cultura popular. En cambio, el Holocausto por balas, sí está más presente y tratado con más respeto y rigor en los documentales históricos.
Si se aceptan las cifras de unas 300 películas sobre el Holocausto y alrededor de 6 millones de víctimas judías, y se busca una proporción de la presencia de estos fusilamientos masivos en el cine, se puede observar que:
De los 6 millones de judíos asesinados, 2 millones aproximadamente fueron por muertos por las balas. Es decir, un 33,3 % de las víctimas del Holocausto fueron por las balas y no el gas o enfermedades, maltrato, malnutrición, etc.
De las aproximadamente 300 producciones cinematográficas, existen unas 20 que muestren, aunque sea de manera tangencial el Holocausto por balas. Es decir, un 6,6% de películas muestra el Holocausto por balas.
Pero, ¿cómo es tratado el Holocausto por balas en el cine desde un punto de vista histórico y no tanto artístico?
Por un lado, existen largometrajes que incluyen en su trama narrativa escenas de fusilamientos masivos sobre población civil no judía (rusos, polacos, checoslovacos, franceses, etc.). Llama la atención el paralelismo de una escena similar en una película americana y una serie de TV alemana, separadas entre sí 45 años y sobre población civil rusa: Tiempo de amar, tiempo de morir (Sirk, 1958) 56 e Hijos del III Reich (Kadelbach, 2013). Ambas escenas presentan soldados de la Wehrmacht en pelotón de ejecución sobre civiles rusos, aparentemente no judíos y supuestamente conectados con los partisanos (grupos de resistencia armada contra los alemanes). Este proceder asesino sobre civiles no judíos, se puede trasladar perfectamente al Holocausto por balas contra judíos y gitanos.
Cabe mencionar que, en la serie de TV alemana, uno de los personajes que participa en el fusilamiento sufre una transformación progresiva que va desde el rechazo inicial a tales atrocidades a convertirse en un asesino. Esta “aclimatación a la violencia” aparece defendida en las obras de Browning (1992, pp.167-168) y Rich (2018, p.172)
Nuevamente, aparecen dos escenas en dos largometrajes rusos muy similares y que pueden conectarse con el Holocausto por balas, aunque con un proceder diferente al estandarizado de fusilar en fosas comunes. Por un lado, la aclamada Masacre. Ven y mira (Klimov, 1985)60 y la menos conocida Franz + Polina (Segal, 2006)61. En ambas participó como guionista Ales Adamovich, escritor que vio personalmente las atrocidades nazis en su juventud. En Masacre. Ven y mira muestra una forma de proceder de los Einsatzgruppen diferente. Si una aldea se creía vinculada a los partisanos rusos, se procedía a arrasarla (Ingrao, 2011, p. 27). Principalmente, consistía en reunir a la población civil en un granero y prenderle fuego. Aquella persona que intentara escapar era disparada.
A continuación, toda la aldea era quemada. La secuencia de escenas es de una violencia gráfica y explicita muy cruda, llegando a herir la sensibilidad del espectador. Hay que resaltar que en toda la secuencia de la masacre solo aparece un judío, dando la sensación que el director quiere dejar claro que la matanza fue sobre rusos no judíos. La película deja intuir que la unidad alemana encargada de la masacre es la Brigada de las SS de Oskar Dirlewanger. Esta unidad estaba formada por ex convictos alemanes y voluntarios locales (aquellos que llevan uniformes negros con un brazalete) que se caracterizaban por su extrema brutalidad (Ingrao, 2011, p. 48).
En Franz + Polina, un melodrama romántico entre un soldado de las SS y una joven rusa, sucede lo mismo. Está filmada 21 años después y la secuencia está rodada con menos crudeza. El espectador intuye, por los sonidos de los disparos, la masacre mientras ve cómo los soldados y voluntarios prenden fuego a toda la aldea. Llama la atención la estética cuidada en los encuadres de cámara para mostrar la aldea mientras se quema.
Presentamos ahora, largometrajes que muestran escenas aisladas directamente relacionadas con el Holocausto por balas, pero que lamentablemente la narración de sus diferentes historias cinematográficas no acierta a explicar la magnitud de los fusilamientos al pueblo judío y gitano dentro del proceso global del Holocausto. Da la impresión que son atrocidades singulares fuera de una política genocida planificada.
En las secuencias iniciales de Resistencia (Zwick, 2008), un niño caminando por un bosque de Europa del este descubre unas largas fosas comunes repletas de cadáveres, dando a entender al espectador que los fusilamientos masivos acaban de ocurrir. Esta película cuenta cómo los hermanos Bielski salvaron en los bosques de Bielorrusia a un grupo numeroso de judíos. La cifra oscila entre 1.200 y 1.500 según el autor (Evans, 2008, p. 511; Nechama, 2013, p. 110). La película polaca In darkness (Holland, 2011) empieza con gritos en la lejanía, para ver a continuación de forma breve, pero explicita, unas mujeres desnudas corriendo acosadas por alemanes.
Luego se escucha a lo lejos el tableteo de metralletas que sugiere al espectador el asesinato del grupo de mujeres. Termina la secuencia con una toma general de la víctimas ya asesinadas en un pequeño barranco. Esta escena está intencionadamente filmada desde un ángulo, que recuerda claramente una fotografía bastante conocida de la matanza de judíos en Mizocz (Ucrania) en octubre de 1942. Aunque la película de Holland nada tiene que ver con el hecho histórico ocurrido en Mizocz.
El Holocausto por balas está vinculado a la Europa del Este y fue un asesinato sistematizado
También hay escenas aisladas y breves, pero difíciles de enmarcarlas en el Holocausto por balas si no se conoce esta etapa del Holocausto. En Operación Final (Weitz, 2018) se narra el secuestro del criminal nazi Adolf Eichmann, oculto en Argentina en 1961, por un grupo del servicio secreto israelí. Aquí aparecen unas breves escenas donde Eichmann está a punto de dar la orden para iniciar una ejecución en masa de judíos. De hecho, esta es la escena escogida para presentar el tráiler del largometraje.
En El profesor de persa (Perelman, 2020), el personaje principal se salva milagrosamente de un fusilamiento de judíos por afirmar que es persa y no judío, ya que un oficial nazi de un campo de concentración está buscando a alguien que le enseñe esa lengua. La ejecución ocurre en Francia en 1942, lejos de la Europa del este, por ello resulta extraño, aunque no imposible. El Holocausto por balas está vinculado a la Europa del Este y fue un asesinato sistematizado.
Para terminar, se presenta cómo ha sido plasmado en el celuloide la matanza más conocida del Holocausto por balas: La masacre de Babi Yar. El asesinato de 33 771 judíos en dos días del mes de septiembre de 1941. Fue en el barranco llamado Babi Yar en Kiev (Ucrania). La recreación de este fusilamiento masivo tiene 4 versiones, 2 en series de TV y 2 largometrajes. Se puede decir que las secuencias que muestran la masacre sí mantienen un cierto rigor histórico.
En primer lugar, aparece sorprendentemente en octubre de 1945, una producción rusa, The unvanquished (Los invictos, Donskoi, 1945). Fue una de las primeras películas sobre el Holocausto en todo el mundo. Está ambientada en una ciudad ucraniana sin nombre bajo la ocupación nazi. Curiosamente, la escena de la matanza, fue filmada en el mismo lugar donde ocurrió la verdadera, un lugar que llegó a simbolizar el Holocausto en la Unión Soviética.
“Según el crítico Miron Chernenko, The Unvanquished fue la primera película en representar el Holocausto en las pantallas soviéticas, y una de las primeras películas de este tipo en todo el mundo” (Gershenson, 2013, p. 40). Incluso llegó a presentarse en el Festival de Venecia de 1946 (Gershenson, 2013, p. 40). Se puede ver la escena en: https://www.phantomholocaust.org/films/the-unvanquished/
La misma escena sobre Babi Yar aparece en dos series de TV; Holocausto (Chomsky, 1978) y Recuerdos de guerra (Curtis, 1989). Las dos basadas en novelas de ficción pero que recogen relevantes hechos históricos del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial. Mientras la serie Holocasuto fue mundialmente famosa, la serie Recuerdos de guerra, pasó de manera más discreta. La serie de Chomsky tiene el mérito de hacer más visible el Holocausto a nivel mundial y consolidarse en la cultura popular.
Fue una serie que despertó enorme expectación y debate en varios países (el primer punto de inflexión en visibilizar el genocidio judío a nivel internacional fue el juicio de Adolf Eichmann en Israel en 1961). Pero la serie Holocausto tiene otro mérito más, reproduce con bastante fidelidad la visita de H. Himmler en agosto de 1941 a Minsk (Bielorrusia) para presenciar un fusilamiento masivo. Este jerarca nazi, íntimo colaborador de A. Hitler, impresionado por el castigo y presión emocional de sus hombres matando judíos, decidió buscar alternativas de aniquilación.
Tiempo después, la elección más eficiente fue el gas. La similitud entre la secuencia de ficción de la serie Holocausto y la narración histórica del prestigioso documental El mundo en guerra (Isaacs, 1973, episodio 20 “Genocidio”) es asombrosa. En el documental, un ayudante personal de Himmler que estuvo presente en la ejecución describe con mucha similitud el fusilamiento que se reproduce en la serie de TV.
Por otro lado, la serie de TV Recuerdos de Guerra también describe con bastante rigor histórico la matanza de Babi Yar. Esa masacre surge a partir de los recuerdos de Paul Blobel, uno de los oficiales SS encargados de la ejecución. Pero, además añade otras secuencias relacionadas con el Holocausto por balas que también son poco conocidas. Se trata de la exhumación e incineración de cadáveres de las fosas comunes en los países del este para tratar de borrar toda evidencia del genocidio, conocida por el nombre de Sonderaktion 1005 (Hilberg, 2005, p. 429; Jasch y Kreutzmuller, 2017, p.48).
La cuarta y última versión de Babi Yar, de las propuestas en este artículo, es el largometraje ruso, Babij Jar (Kanew 2003). Como su nombre indica, narra los acontecimientos de la masacre a partir de la relación entre dos familias vecinas, una judía y otra rusa, terminando con los fatales acontecimientos. La cinta cinematográfica tuvo una limitada distribución internacional y las críticas no fueron muy positivas.